lunes, 12 de julio de 2010

La mansión - Capitulo 10º (Parte 1)


Capitulo largo, ya que tengo solo dos días a la semana para escribir pues os dejo uno de tres paginas. ^^

Capitulo 10º - Caza fantasmas.

Mmmm… Tom… tengo tu mano en la cara. – dijo Georg molesto.
– Me duele… me duele mucho… que pasa… me duele el brazo… – decía Bill frustrado.
– Jejeje… jejeje… jejeje…
– Papa… ¿eres tú?
– Jejeje estáis tan graciosos.
– ¡Papa! – dije mientras que el sacaba fotos.
– Sabes que me duele todo por tu culpa. Tom muerde y Georg ronca y pega patadas.
– Si… ya veo como le muerde el brazo a Bill.
– ¿Y te parece bien?
– Me duele… ayuda… – gimoteaba Bill.
– ¡Dios!
Conseguí que Tom dejase de morder a Bill, ya que le faltaba poco para hacerle sangre, y sustituí el brazo por la almohada, luego siguiendo durmiendo como si nada y Tom con la almohada en la boca.
– Pobre Bill tiene el brazo hecho mierda. – dije observando su brazo hinchado.
–Traeré el botiquín. – dijo mi padre saliendo de la habitación.
– Si será mejor.
Volví a meterme en la cama y Tom siguió mordiendo la almohada, valla chico raro este Tom,  Georg siguió pegándome manotazos y roncando y Bill… bueno Bill estaba tranquilo.
– ¡Un hombre! ¡un hombre! ¡un hoombreee! – comenzó a gritar Bill, pero luego se calló.
– ¿De que hombre habla este chiquillo ahora?
– TOOOOMMM – gritó Bill. – ¡¡Un hombree!!
– Y dale con el puto hombre. Cállate pesao. – dije enfadado
– Mmmm… ¿Por qué me despertáis? – dijo Tom medio dormido.
– Habló el que muerde a la gente…
– GGGGGGGGRRRRRRR!! (Ronquido de Georg)
– DIOS hay va el otro.
– Grrrrrrr GRRRR  (Ronquidos)
– Me voy… me largo… – dije levantándome de la cama y pasando por encima de Georg, que seguía roncando.
– Ainchh me tenéis loco. – dije metiendo en el cuarto de baño para asearme.
Cuando salí… Bill no estaba, Georg seguía con sus ronquidos, parecía una locomotora oxidada, y Tom… Tom le mordía el brazo a Georg.  
Cogí los zapatos nuevos, en verdad, me hacía una ilusión tremenda ponerme esas Vans clásicas con cuadrados blancos y negros.
La puerta empezó a abrirse y entró Bill con cara de susto, ¿o era su cara de siempre? No… estaba asustado.
– ¿Sigues buscando a tú hombre?
– No seas malo… tenía una pesadilla, un hombre con cabeza de perro me mordía. Y es culpa de tu historia… me dio miedo.
– Jajaja… pobre… lo de los mordiscos, te los daba tu hermano… le gusta morder.
– No me sorprende, con razón me dolía tanto. – dijo Bill mirando su brazo rojo e hinchado.
– Hey… despierta a el mordiscos amorosos y al señor locomotora, es hora de desayunar. – dije poniéndome las Vans.
– Pero, si son solo las ocho. – dijo Bill volviendo a acostarse.
– Jaja… por eso, si te retrasas, te harán toma (enseñando el dedo) y te dejaran sin desayuno.
– Joder, pues si que madrugan.
– Jajaja… Tú y los chicos bajad antes de que os quedéis sin desayuno.

Por supuesto que no llegaron y se quedaron sin desayuno. Pero después de eso, decidimos estar al aire libre en una pequeña zona perdida entre los viñedos, en la que pudimos descansar, después de una noche llena de ronquidos, mordiscos y ¡un hombre! 

Desgraciadamente los cuatro nos quedamos dormidos desde las tres hasta las ocho de la noche, realmente peor no nos abría salido porqué después de esa larga siesta improvisada, tendidos en las hamacas más cómodas que había estado en mi vida, ninguno de los cuatro teníamos sueño, más bien, todo lo contrario.
– ¡Wow! ¿Qué hacemos? – dijo Tom.
– Intentar descansar. – sugerí, pero para nada, porque nadie tenía sueño.
– Hay Gus… es lo mejor, pero no tengo sueño. Y si hablamos de… – dijo Tom sin terminar su frase.
– De… – dijimos los tres a la vez.
– De sexo, de tías, de tetas, de…
– Ya, ya tranquilo hombre. – dijo Georg.
– Entonces hablamos de tías, de coñ…
– ¡Tom!
– ¿Qué? 
– Lo único que haremos será dormir. – dije serio.
– Está bien. – refunfuño Tom.  

– Gus… Gus… 
– ¿Mmmm?
– Venga Gustav vamos.
–  ¿Pero que coño queréis?
– Tú ven.
Eran las doce de la noche y estos retrasados querían que les acompañase a no sé donde.
Me llevaron fuera del pasillo, todavía no sabía que estábamos haciendo.
– ¿Pero que coño hacemos? – susurré enfadado.
– Shhhhhhhhhh vamos a inspeccionar la mansión. – me dijo Tom.
– ¿Pero tu estás loco? – dije enfadado.
– No, ¿y tú? – respondió el muy estúpido.
A veces me pregunto para que vinieron esos estúpidos.
Empezamos por nuestro pasillo, Tom alumbraba el suelo con una pequeña linterna, que ha saber porque la tenía, en este pasillo, a parte de mi habitación, estaba la de Rose.
Que debería ser esa puerta que esta frente a la mía, lo sé, ya desde por la mañana ver algo tan feo te arruina el día. La ventana del pasillo se encontraba medio abierta y dejaba pasar la calida luz de la luna.
Tom, siempre el mismo, se acercó a la puerta de la habitación de Rose, fijo que la tía ronca, y la empezó a abrir. Yo, casi corrí a meterle una colleja.
– ¿Pero que rayos haces? – dije alterado.
– Entrar en la habitación.
– ¡Estúpido!
– Venga entremos. – dijo Bill casi dentro de la habitación.
Entramos los cuatro a la habitación y para nuestra sorpresa, dentro no había nadie, eso nos daba ventaja para registrar su habitación a nuestras anchas, no se podía apreciar mucho, ya que la luz estaba apagada, yo lo único que quería era salir, aparte de la peste a muerto, porque esa mujer me da miedo, mucho miedo, y no sé que hará si nos pilla aquí dentro.
Pero ahora la gran cuestión es, ¿dónde está Rose?
– Chicos, salgamos ya. – dijo Georg.
Por fin alguien con cabeza.
– Tengo que ir al baño. – dijo Georg.
Dios, retiro lo pensado.
Al salir de la habitación, cambiamos de dirección, está vez fuimos a la izquierda, en dirección al dormitorio principal.
– ¿Entramos?  – preguntó Tom.
– No sé. Y si están… – dijo Bill.
– No lo creo, si no lo escucharíamos. – dije. 
– Pobrecito. – dijo Georg. 
Andamos en dirección a los dormitorios de las sirvientas. Tom entró en el primero de las cuatro pequeñas habitaciones que había. Al entrar nos encontramos con una dulce chica de aproximadamente veintidós años, que dormía placidamente.
– ¿Pueden irse? Quiero hacer cosas con la chica esta.
– Ni se te ocurra Tom Kaulitz. – dijo Bill halándole de la oreja y sacándole de la habitación.
Salimos de nuevo, por ahora todo iba bien, no habíamos encontrado nada fuera de lo normal. Georg, como no, había ido al baño principal, nosotros esperamos fuera que saliera.
– Pero yo quiero ir Bill. – dijo Tom.
– No, tú te quedas aquí conmigo. – dijo Bill serio. Siempre entre susurros para no despertar a nadie.
Los cuatro seguimos de turismo por la casa, subimos ha la segunda planta, donde debería estar la habitación del mayordomo y la biblioteca.
– ¿Entramos en la biblioteca? – pregunté.
– ¿Acaso quieres leer? – dijo Tom.
– No, pero, nunca he podido visitarla enteramente.
– Solo hay libros. – dijo Bill.
– ¡Chicos! – dijo Georg en voz baja.
– ¿Qué? – dijimos los tres a la vez.
–  El mayordomo está de folleteo.
Todos nos acercamos a la puerta, pero para nuestra sorpresa esta estaba a punto de abrirse, salimos corriendo hacia la izquierda, que era donde estaba la gran biblioteca que casi ocupaba toda la segunda planta. [Yo las cuento así 0,1,2. Vamos que están en la 3º]
De la habitación salió Rose, ahora ya entendí porqué no estaba en su habitación, ella está con Charles, pero solo era una dato insignificante, no había descubierto nada más,
todo seguía sin conclusión.
– Chicos. – dijo Bill con voz temblorosa.
– Ahora no Bill… estamos viendo otra cosa. – dije.
– Chicos.
– Bill, que ahora se van a besar. – dijo Tom.
 Después de haber presenciado un corto beso por parte del mayordomo y Rose, mi conclusión de que estaban juntos era totalmente cierta.
Nos giramos para ver lo que le ocurría a Bill, él temblaba… de… ¿terror?
No me atrevía a preguntarle que le pasaba, porque no hizo falta. Miramos el pasillo, al fondo, justo delante de la ventana… y vimos… un chico….
Nos miraba fijamente, sus ojos lloraban sangré, él no paraba de sangrar, le salía sangre por la nariz, por la boca y por el lugar…donde… debería estar su corazón, pero solo era una hueco vacío que me permitía ver lo que había detrás de él.
Empezó a moverse lentamente hacia nosotros pero nadie movió ni un músculo, él cada vez estaba más cerca, ya casi veía su rostro, un rostro que me resultaba un tanto familiar, yo le había visto antes.  
Se paró a cuarenta centímetros de nosotros, extendió su brazo derecho, porque le faltaba el izquierdo, levantó la cabeza y su cabello se izo hacia atrás, y ahí fue cuando vi su cara totalmente.
– Andrew. – susurré.
Aunque el no tuviese ojos, yo sabía que me miraba y que quería algo de mí, extendí mi mano, él soltó un colgante ensangrentado en la palma de mi mano y luego…. Desapareció sin más. 

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5 comentarios:

  1. que no se vallan lo chicossssss!!!!!!
    que se queden con gustav que alguien convenza
    a bill de quedarse

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  2. Jajaja Tom como siempre tan depravadoo! :P
    George aawww ke ternuraa!
    Y Bill ni se diga! :D

    Siguelo plz esta zpr!

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  3. wow k increible¡¡¡ O_O ese tom, aunque bill es un iman de lo paranormal¡¡¡ sorprendente como bill se quedo pasmado wiiiii que misterio, que emocion, la adrenalina¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
    lo amooooooo¡¡¡¡¡¡¡
    te felicito;CONGRATULATIONS
    en verdad me gusta mucho, espero con ansias el proximo capitulo...

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  4. Que te digo ya lo lei TODO y esta increible me rei montones con lo del mayordomo y los cuatro chicos durmiendo en la misma cama.

    Me gusta como narras es muy divertido y tambien me gusta que Gustav sea el protagonista eso le da un toque diferente

    Sigue subiendo xfa!!!!

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  5. Jajaja lo de los chicos es buenismo y lo del mayordomo con rose tambn,pero lo del Andrew:O que miedo :S jo no quiero que se vayan son muy divertidos jajaja

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