La mansión - Capitulo 5º

Capitulo 5º - Un bosque lleno de sorpresas.

Empecé a percibir un sonido procedente de mi izquierda, que hizo que me despertara de repente, abrí los ojos perezosamente y me encontré a mi lado un hombre con pinta de amargado de la vida, porque eso fue lo que pensé al verle con esa cara.

Le contemplé durante unos segundos y luego bajé la ventanilla, él comenzó a hablarme en francés y yo le intenté explicar en alemán que no le entendí ni papa, él me miró abatido, y entonces fue cuando recordé lo que había pasado, me había quedado dormido viendo pasar vacas, malditas vacas.

Miré el reloj de mi muñeca y vi que ya eran las siete y media, ya apenas se apreciaba el sol y no me quería quedar a ver estas calles por la noche, antes de ponerme en marcha y

dejar pasar un gigante autobús que estaba tras mí, miré mi móvil pensando que tal vez cupiese la posibilidad de que mi padre me había llamado pero no fue así, que bonito es cuando tus padres pasan de ti.

Puse el motor en marcha y comencé a recorrer el camino en dirección a la mansión,

viendo como el cielo se oscurecía a mi paso.

La carretera por la que conducía tenía una desviación, que tuve que tomar, quise echar un último vistazo al autobús, este siguió su trayecto pero la gente que iba dentro, en especial un niño, me miraba triste y me negaba con la cabeza. Aunque extrañado seguí conduciendo.

No faltaba mucho camino por recorrer, pero aún así me sorprendió no ver los viñedos, a estas alturas el bosque debería ser menos espeso por eso me sorprendió que no fuera así.

Pasado un buen rato de camino llegué a la conclusión que estaba totalmente perdido, porque el bosque no hacía más que crecer y crecer, además la noche y la niebla que se

estaba empezando a formar me estaba desquiciando.

Y por fin pasó lo inevitable, el camino por el que había decido ir, se quedó sin asfalto, dejando ante mí un sendero terroso, hay fue cuando caí en que mi padre me había dicho antes de salir de casa que era la segunda y no la primera desviación y por ese despiste ahora estoy en el bosque sin otra opción que retroceder, mierda.

Iba a empezar a dar marcha atrás al vehiculo cuando pude ver entre la niebla, algo, no se que era pero pasó desde la derecha del bosque hasta el lado izquierdo, hizo esto varias veces, lo que me dio a pensar que no era uno, sino varios.

Corrompido por el miedo di marcha atrás a toda velocidad, porque lo único que pensaba era en la imagen de un animal rabioso sobre mí despedazándome, y no, me niego a ser victima de algo así.

Miraba por el espejo retrovisor de ves en cuando, por suerte nunca llegué a ver nada tras el coche, pero todavía no había conseguido salir de ahí, y entre más rápido saliera mejor. Cuando un grito, un chillido desgarrador llegó a mis odios, o no, la uncía palabra que había aprendido a decir en francés se había echo dueña del silencio, “aider”, ayuda gritaba una pobre chica, que digo niña. Frené inmediatamente miré hacía todos los lados

esas bestias acababan de encontrar a su victima, sin pensarlo, salí del coche y me dirigí hacia la parte izquierda del bosque, por donde había visto dirigirse aquello que posó delante de mi coche, los gritos de auxilio de la niña aún seguían escuchándose y cada vez más cerca y más cerca. Hasta que por fin la encontré, se me heló la sangre al ver el rostro de la chica, lleno de arañazos, eso era lo poco que le hicieron arañarle el rostro, le faltaba un ojo, y le faltaba la mandíbula inferior. Pero, ahí no acabo todo, no, si acaso eso fue lo de menos, porque su cuerpo estaba abierto con sus órganos por fuera.

– Que horror – susurré abatido.

Pobre niña.

La contemplé unos minutos más, luego quise intentar olvidar una imagen tan atroz, ver algo así, realmente me rompió el corazón.

Intenté volver sobre mis pasos hacia mi coche, no podía hacer nada más, lo único será cuando vuelva a casa llamar a la policía. Si es que volvía a casa.

Empecé a sentir algo tras mí, ¿sería esa bestia que mató a la niña? No pienso quedarme a descubrirlo, empecé a correr, ahora estoy seguro de que ellos me perseguían y no quería convertirme en un cadáver que algún senderista encontrará con los años.

Por fin pude ver la carretera por donde debería estar mi coche, pero este no estaba, mi único método de escapar ya no estaba, ahora realmente sentía pánico.

Miré hacia atrás y los encontré, cinco bestias, cinco hocicos llenos de sangre, cinco perros con ojos brillantes, cinco animales de ultratumba.

Correr, era lo único que podía hacer, perderme por el bosque, sorteando grandes árboles, pero con la poca visibilidad de la niebla, esto cada vez se ponía más y más complicado, veía a lo lejos una débil línea de luz, que me dio esperanza de salir del bosque, pero mi pié quedó prisionero de una temible trampa de cazadores, ahora ya sé como se siente un ciervo, ahora ya sé el horrible sufrimiento que se siente al ser perseguido y al fracasar en tu intento de huida. Los dientes de la trampa estaban incrustados en mi pié, totalmente clavado en los huesos de mi pierna, intenté de mil maneras zafarme de esa trampa, pero no pude, creo que hubo un momento en el que deje de sentir dolor en la pierna, pera pasar a sentirlo por todo mi cuerpo. Los perros me habían encontrado.

Los perros habían llegado a mí guiados por el olor de mi sangre, y uno de ellos mordió mi brazo y a partir de ahí ya no sé nada más.